El mundo de los sueños


Al caer la noche mis pestañas aletean como aves y anuncian mi llegada al mundo onírico, te revelaré mis secretos más profundos, o al menos los que he podido robarme del mundo de los sueños; pues todo se oculta tras el telón de los párpados y forzada a beber de Mnemósine regreso sin memoria ni dicha de haber estado ahí.

El mundo de los sueños
Imaginar mi mundo no es difícil, sólo observa la noche e imagina una roca flotante; alrededor todo es oscuro como el cielo sin estrellas; la entrada tiene una hermosa reja justo en el borde de la roca. El estilo antiguo y el metal matizado por las inclemencias del tiempo la hacen ver desgastada, pero ha nacido conmigo.

Notarás que unas pequeñas linternas centellean intermitentemente por aquí y por allá, son las luciérnagas. Al centro hay un candado con forma lunar, es un candado con cualidades extraordinarias y debe ser limpiado cada noche con extremo cuidado; engañosa es su apariencia, a veces redondo, otras parece un arco delgado; un guardián lo limpia cada noche, lo pule, mientras yo corro dentro, juego con las flores y las pongo en mi cabello; cuando el guardián se distrae y no limpia el candado, pierde efectividad, entonces a través de la reja pasan unas pequeñas hadas malvadas que poseen la cualidad de volverse invisibles, destruyen las flores, me persiguen espectros y monstruos, apenas el guardián lo limpia las hadas dejan sus malvadas travesuras y escapan a otros sueños. Mientras tanto yo me quedo tremolante con los ojos como soles, las pestañas húmedas y los labios entreabiertos. El guardián siempre viene a mi, me acaricia el cabello y seca mis pestañas con su ventilador destartalado.

Sobre la reja se reúnen las luciérnagas y danzan entre los barrotes de la reja cada noche, el estilo muy ornamentado de la reja y las pequeñas luces danzantes son el espectáculo favorito de los monstruos, no ha habido una noche en que la danza se repita, cada día ofrecen las luciérnagas un nuevo espectáculo. 

Al atravesar la reja lo primero que puedes notar son las dos filas de  árboles fragantes, un día vino un hombre Guaraní y con voz serena los bautizó, llamándolos Jacarandas; les encomendó la tarea de construir el mundo de los sueños, hicieron un castillo de madera y construyeron un molino de flores, también son los encargados de proporcionar medicinas; los cuarenta jacarandas que viven ahí son los árboles más bromistas y divertidos que existen. Trabajan arduamente todo el día purificando el aire, curando a todos los seres que ahí habitan, pero al llegar la noche todos entristecen porque me extrañan y se lamentan por no poder contemplar mis ojos de luna.

 El primero en llorar es Tarco que suelta sus lágrimas de flores tornando todo el aire de color lila, seguido de él todos los demás lloran, a veces Palisandro se pone tan triste que derrama todas sus flores de un solo llanto de manera tan exagerada que me hace reír, cientos de flores volando por todo el paisaje se unen a la danza de las luciérnagas, el suelo se torna púrpura y brillante, en ese momento mis párpados caen haciéndome aparecer entre una lluvia de lágrimas de jacaranda que se atoran en mis rizos y me acarician la piel.




Al fondo, a un lado del castillo de madera está sembrado un árbol azul, una estrella negra observa aleteando y rondando de aquí por allá, si observas fijamente el aire notarás que una bella Airam, camina con piel transparente por todo el lugar.
Todo está perfectamente equilibrado que podría decirse que es el lugar más encantador del universo. 


Continuará...

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